Apenas salieron al escenario, el público los ovacionó durante un minuto. Abrieron a capela con “Pretendes” y una luz cenital los iluminaba a todos quienes estaban en un semicírculo interpretando la canción.
El carismático Shurman capturó la atención del público con un impecable traje rosa. Su presencia escénica era imponente, cada movimiento tenía teatralidad.
En medio del concierto, Shurman compartió una emotiva historia sobre un encuentro con un payaso que había marcado su vida. Como homenaje, se puso una nariz de payaso y le dedicó dicho tema cargado de mucha emoción.
La banda compartió escenario con dos invitados de lujo: Anni B Sweet y Nacho Campillo. A pesar del tiempo limitado en la sala, la banda logró conectar con cada persona presente, haciendo que cada momento fuese mágico.
El concierto finalizó con una ovación increíble, se despidieron de un público amoroso que los acompañó durante dos horas de concierto en una celebración donde solo se escuchó buena música.
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