El
cantante y su banda se dejan la piel en un evento privado en la madrileña sala
Caracol
“Tontos de tanto rock and roll” nos quedamos después de las dos horas de música que nos entregó Rubén Pozo poco desde las diez y veintiocho minutos, hora a la que arrancó el concierto en la emblemática sala Caracol, con esa canción de su último disco (“En marcha”). Un evento privado, o más bien una reunión de amigos, en la que Rubén y su banda se dejaron la piel haciendo lo que más les gusta.
Con “Por eso se hace” continuó tocando las canciones de su reciente
proyecto, el álbum que salió a la luz en 2015, el segundo desde que se
arrancara a tocar en solitario hace ya cuatro años.
Un CD con el carpe diem por bandera, cargado de
experiencias, en el que Rubén refleja una gran madurez y los aprendizajes que
le ha proporcionado la vida en estos últimos años. “Chatarrero”, “Todo Palante”, “Me quieres destrozar” y “La chica de la
curva”, son ejemplos de estas reflexiones, canciones que disfrutamos esa
noche junto con muchas otras de su anterior disco, “Lo que más”.
El mensaje de desamor y
culpabilidad de “Rucu-rucu”, la
triste agonía de “Invierno”, y el
doloroso pero excitante amor reñido de “Pegatina”,
no podían faltar en este cercano encuentro. Tampoco ese canto al enemigo que da
nombre al disco, “Lo que más”, la
reflexiva “Ozono”, o “Chavalita”, uno de los grandes temas
de la carrera en solitario de Rubén Pozo y del que han tomado nombre sus fans.
Un concierto diferente, casi
de “tú a tú”, como más le gusta a Rubén,
“el llanero solitario”. Amigos y familiares llenaban la sala y vibraban con
cada tema. También algunos afortunados fans, e incluso su propio hijo, Leo, que
acompañado por su abuelo disfrutó en primera persona del trabajo que tan bien
ha sabido defender su padre durante todos estos años. Y no faltaron los agradecimientos
constantes de Rubén a su público y a los tres grandes hombres que le acompañan:
Álvaro Lucini al bajo, Simón Cordero a la batería y Victor L. Pescador a la guitarra.
Hace ya cinco años de la
separación del grupo Pereza pero fue
una etapa muy significativa en la carrera musical de Rubén Pozo y por ello nunca faltan algunos de los temas de aquellos
maravillosos años en sus conciertos. “Margot”,
“Matar al cartero”, “Grupis” y “Pelos de punta”, fueron los elegidos,
canciones míticas en la memoria de cualquier perezos@, y que gracias a Rubén
siguen cobrando vida cada vez que se sube a un escenario.
Canción tras canción se fue
apagando la noche y la luna llena se hacía más potente, hasta que llegó la hora
de decir “hasta pronto”, y con “Nombre
de canción” Rubén puso el broche de oro a la noche del viernes. Una noche
que esperamos repetir pronto.
¡Larga
vida al rock and roll!
Alejandra Requena
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