La psicodelia de Rufus T. Firefly llega a Elche

"Todo el esplendor del universo concentrado en esta habitación"


Desde el estreno de “Río Wolf” en noviembre de 2016, Rufus T. Firefly no ha parado ni un momento, ni para lanzar “Loto” (LagoNaranja, 2018), el disco que siguió a “Magnolia” (LagoNaranja, 2017); dos joyas auditivas que ahora se unen en una gira única: GIRA MAGNOLIA LOTO. El pasado día 1 de febrero la gira pasó por la sala ilicitana La Llotja y estuvimos ahí para contároslo.

Las puertas se abrieron puntualmente y durante la hora de espera pudimos ver como la sala se llenaba hasta el final. Mientras tanto, el escenario atraía nuestra atención. El mítico dragón que siempre acompaña  al grupo se posaba en el teclado de Víctor. Pero, lo divertido residía en buscar otros seres ocultos en el escenario. Un tiranosuario en otro teclado, un elefante a los pies de la batería de Julia , y (este fue el que más tarde en encontrar) el coche de Marty Mcfly se hallaba oculto entre las guitarras.

Llegada la hora de show, se detenía la música que nos había estado acompañando. Las luces se apagaban y focos tonos azulados iluminaban el escenario. La música comenzaba y los Rufus salían uno a uno al escenario.  Julia golpeaba la batería, el resto de instrumentos se sumaban: sonaba “Tsakamori”. “Que mis ojos atraviesen la coraza de la tierra enferma que se abra el manto negro de la noche y libere a las estrellas” cantaba Víctor haciendo del “aullido del viento canción”.

Seguidamente, bajo una luz rosada, distinguíamos la inconfundible intro de “El Halcón Milenario”. Víctor pasaba de la guitarra al teclado con una facilidad asombrosa, sin dejar de ponerle letra a la melodía,  “flotando sobre el tejido que conecta el continuo espacio temporal”. La batería de Julia nos hipnotizaba y los sonidos se fundían como  “en un extraño caleidoscopio de colores imposibles”. Finalmente, Víctor terminaba en el tema arrodillado en el suelo sin despegar las manos de los teclados y nosotros, caíamos con él “en el lado oscuro de la luna”.



Comenzaba el siguiente tema, Víctor se elevaba del suelo y añadía el teclado a la melodía, a la que no tardaría en sumarle guitarra y voz. Sonaba “Loto”, tema que da nombre a su último disco.  El vocalista (sin despegarse de la guitarra) daba sentido físico a cada palabra; “Una herida abierta en tu conciencia me ha tragado, voy nadando por tu sangre y la corriente es tan fuerte que me dejo llevar.” Así, mientras sus manos recorrían el teclado, elevaba la guitarra para entonar: “se ha levantado una flor de loto”. Después, de despojaba de ella para poder deleitarnos con el teclado, antes de elevar las manos al cielo para terminar el tema:

“Es impresionante respirar
sobre el filo de tu espalda.
Cada bocanada es un principio
Lejos
En el norte de tu alma
Olvidado para siempre”.



Tras una ovación de aplausos, se detenían a hablar por primera vez. Víctor, con la guitarra en mano, tomaba el micro y mostrándose agradecido narraba: “Todo esto comenzaba en 2017 con un disco que llamamos Magnolia y continua en 2018 con la segunda parte de ese disco, al que llamamos Loto. Dos discos que nos han cambiado la vida. No nos podemos creer que vengamos a tocar a Elche y estéis tantos, que seáis tantos los que venís a escuchar nuestras canciones. Si estamos aquí es porque vosotros habéis querido que estemos aquí. Quiero que os toméis esta noche como un pleno agradecimiento por lo que habéis hecho por nuestra banda. ” La humildad y las palabras de agradecimientos por parte de la banda hicieron que la sala estallara en aplausos y gritos de cariño como “¡bonito!”, “gracias a ti”, “grande” o “gracias por venir”.

Volvía Víctor a colgarse la guitarra mientras una luz bicolor, que alternaba entre rosa y azul, iluminaba el escenario.  Sonaba -O- y de nuevo el vocalista comenzaba dando sentido físico a cada palabra para luego deleitarnos con un solo de guitarra.

Unas luces rojizas iluminaban ahora el escenario, era el turno de “Demogorgon”, primer single de este último trabajo. Seguida de esta, bajo tonalidades azules: “Cisne Negro” y “Espectro”, canción que creó una atmósfera más envolvente que cualquier otra.  Para continuar “Última noche” y “Cristal Oscuro”, pieza casi instrumental (solo una frase: Ninguna frontera imaginable, todos los colores corren por mi sangre.) Con Víctor agachado al piano comenzaba “San Junípero”, tema en el que lo instrumental nos hipnotizó.

Las luces se teñían de rosa para “Un breve e insignificante momento en la breve e insignificante historia de la humanidad”, momento en el que “flotamos como Nirvana, absolutamente libres”. Podía oírse al público entonar:



“Me miras y sonríes, 
podría ser un sueño. 
Me gustaría que sintieras, 
lo que estoy sintiendo.”






Llegaba ahora “PULP FICTION”. De nuevo, el polifacético de Víctor manejaba teclado, guitarra a la vez. Esta vez un duelo entre guitarra y batería nos hacía enloquecer “y perdernos en la niebla, aún sabiendo, que queda algo de esperanza en esta inextinguible oscuridad”.


Luces rojizas y azuladas se enfrentaban en el siguiente tema: “Pompeya”. Una guitarra rockera y un marcado de ritmo de batería nos hacía movernos como no lo habíamos hecho en toda la noche.  La letra cobraba sentido físico en el los gestos del vocalista “Siente como el suelo nos lleva hacia adelante,somos el ascenso y el mundo es la caída”, expresaba.

Después del subidón, nos decían “y ahora una canción de amor”. Sí, era el turno de “la canción”: “Nebulosa Jade”. La canción , sin lugar a dudas, más coreada de la noche. La canción favorita. La canción donde se da ese mágico momento, todos los puños arriba para exclamar: “Luchaste como Arya Stark”. Público y grupo unidos como en ningún otro momento.


LLegando al fin del concierto sonaba "Drugan y Sangan". A mitad del tema pudimos observar como Víctor depositaba su guitarra en el suelo para ahora  deleitarnos con el teclado. Finalizada ala actuación, los Rufus se despedían y salían del escenario. Si bien, no tardarían en volver. Víctor se paraba ahora a agradecer el trato a los técnicos y a la sala , la cual decía no saber no pronunciar correctamente y a todas las personas que habíamos decidido asistir. "También quiero que sepáis que el trece de abril daremos nuestro último concierto y después de ese día pararemos un tiempo para dedicarnos, otra vez, a algo que pueda llegar a estar a la altura de todo el amor que nos habéis dado. Nos lo habéis puesto muy difícil. Esperamos estar a la altura y no decepcionaros." Aplausos y gritos de cariño se oían por toda la sala, nos habían ganado más (si cabía). Antes de dar paso al siguiente tema, el vocalista añadía: "luego salimos y nos abrazamos". 



Unas luces azules y rojas iluminaban el escenario, Víctor , desde el suelo, comenzaba con la intro, no tardaba en elevarse. Sonaba "Final Fantasy". Víctor, volvía al micro para poner letra a la melodía, letra que parecía salirle de dentro: 




"Cruzas el río sedienta,
¿Quieres volver a nacer?
¿Cómo pretendes salvar el mundo desde Aranjuez?
Tengo los ojos tallados
para no ver el final,
Vamos de cara contra la noche
una última vez.
Ni la sensación de vacío,
ni toda esta mierda de inseguridad.
Ahora lo único que me importa
es que estás aquí,literalmente aquí".






Llegábamos al punto del tema donde teclado, ritmo de batería y luces, parpadeaban a la vez, estábamos dentro de la psicodelia. "Una luna en llamas cubre la ciudad en tu nombre. Todo va tan rápido que me olvidé de la verdad" cantaba Víctor elevando la mano hacia el cielo.


Luces violetas teñían ahora el escenario. En un fugaz movimiento, volvía Víctor a colgarse la guitarra y no tardaba en ponerle letra:
"Era una mañana psicodélica
Nos cubría un lienzo de diamante
y la luz tejía puentes de cristal que nos llevaban a los límites de la percepción
En lo más profundo de la mente
recorríamos el laberinto y todas la puertas estaban abiertas".

Sí, sonaba "Magnolia", tema que da nombre al disco publicado en 2017. Las luces cambiaban a un azul intenso a mitad del tema: "Todo el esplendor del universo concentrado en esta habitación" y volvían de nuevo a tonos morados: "Mi amor, este viaje va a llevarnos muy lejos. Mi amor, no hay horizonte que pueda detenernos". 

Finalmente, ambos tonos se fundían; "La segunda muerte fue más dulce nos dormimos con la voz de Bowie", para después alternarse en el final de la canción y parte instrumental.


Las luces volvían a teñirse de rojo para después alternar con focos bicolores.Ahora sí, llegaba el último tema: "Río Wolf". Todo el público se sumaba a cantar aquello de



"Sigo el aullido del lobo
en un caballo de fuego,
atravesando los cielos
y el surco de la memoria.
Tengo el poder del fracaso,
kilómetros de derrotas.
Voy a saltar en pedazos
para llover en tus aguas.
Acaríciame la herida,
que he venido a darte
todo mi amor."




No quiero saber dónde vas, solo llévame.", cantaba el vocalista poniendo punto y final al concierto. Y así fue como nos dejamos llevar , en una noche absolutamente perfecta, por la magia y la psicodelia de Rufus T. Firefly. Una noche en la que les sentíamos ahí, más cercanos que nunca. Una noche para recordar. La noche en la que Rufus T. Firefly llevó las dieciocho canciones de Magnolia y Loto a Elche. Una noche mágica.

Gracias chicos, por vuestra música, vuestras letras, vuestras melodías,por vuestra cercanía y por vuestra humildad. Gracias, por ser magia.

Helga Melgarejo




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